EL CONJURO MÁGICO
Héctor escuchó atentamente el conjuro mágico y repitió varias veces las palabras que Melampa había pronunciado, hasta que creyó haberlas memorizado. Entonces, Melampa pronunció con él la práctica escrita y luego fue interrumpida por el muchacho, quien prosiguió sus palabras de este modo:
Astros y Cielos, destruid toda pócima que
vaya contra mí, Héctor, porque yo os conjuro
por los grandes y terribles nombres ante los
cuales se estremecen los vientos y se quiebran
las piedras al oírlos.
- ¡Estupendo, Héctor! -exclamó Melampa-. Pero ten presente que no debes olvidar ni una sola de las palabras aprendidas. En caso contrario, yo no estaré allí para ayudarte y podrías verte envuelto en un problema mayor.
- Pero, Melampa, ¿qué ocurrirá cuando haga uso de todo esto? ¿Qué debo esperar de estas pócimas? ¿Cómo me sacarán del peligro? ¿Cómo sabré dónde esconderme o cómo defenderme si me atacan?
- Lo averiguarás por ti mismo. Lo más importante es que no deberás hacer nada una vez que te hayas untado la tinta en la frente.
Héctor, esgrimiendo en su rostro un gesto de absoluto escepticismo, continuó mirando a Melampa con el frasco y el trozo de cerámica en las manos, sin comprender exactamente cuál sería el efecto de semejante conjuro.
Susana Fernández Gabaldón:
El pescador de esponjas, Magisterio Casals
Una vez que hayas corregido y copiado correctamente el dictado, realiza las siguientes actividades que te propongo:
1. Localiza en el fragmento dos verbos que designen acciones y otros dos que expresen estados.
2. Copia todas las formas verbales compuestas que encuentres en el texto.
3. Repasa el cuadro de los tiempos del modo indicativo (formas simples y formas compuestas)
